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LA VERDAD SOBRE LAS CÁMARAS DEL VACÍO

Las Cámaras del Vacío, un lugar agónico y demente, donde las almas de los condenados sufren eternamente por sus ofensas y pecados de cuando estaban vivos. Según el más allá, todas las almas están en un ciclo sin fin conocido como la Rueda de las Almas, donde si has llevado una buena vida llegarás a los Salones de la Luz, donde esperarás la reencarnación, pero si has llevado una vida de corrupción acabarás en las Cámaras del Vacío.

Todas las almas de Astranaar están ligadas a este ciclo, una rueda que garantiza la vida, la luz y la bondad de aquellas almas buenas, condenando a las malignas. Mientras que las almas buenas siguen en la rueda, las corrompidas se desvinculan de ella y van a parar a las Cámaras del Vació, como sacrificio para parar a un mal mucho mayor y corrupto que ellas, los Señores del Vacío

Tras la Batalla de las Eras los Señores del Vacío fueron derrotados, pero no todos ellos fueron borrados de la existencia, la gran mayoría fueron encerrados en una enorme prisión creada por Lumien y Hartos. La prisión requería de combustible para mantenerlos dentro durante mucho tiempo. Debido a la derrota de los Señores del Vacío, los de seres mortales con alma ahora podían florecer sin problemas en Astranaar, lo que suponía una fuente casi inagotable de energía.

Lumien, Yseran, Arcanus y Hartos idearon la Rueda de las Almas, donde las almas buenas y apegadas a la senda de la luz, reencarnaban en un ciclo sin fin. Crearon los Salones de la Luz para ellas, y para aquellas almas alejadas de la luz decidieron usarlas como justo sacrificio y combustible, con la intención de mantener siempre encerrados a los Señores del Vació. Las Cámaras del Vacío (un infierno para las almas condenadas) es realmente una prisión, una enorme y efectiva cárcel donde las almas de los condenados sirven de combustible para mantener a los Señores del Vacío encerrados. 

Son conocidos los siete niveles de las Cámaras del Vacío, pero hay otro más, un octavo nivel reservado a los Señores del Vacío, un lugar sellado y sin acceso donde los Señores esperan el regreso de Diovdrol, para culminar de una vez y para siempre su eterna lucha contra los dioses. (Ver: "El Final Real de Diovdrol")

Cuando las almas empezaron a llenar las Cámaras, los dioses necesitaron de un carcelero y un grupo de guardias que evitaran que las almas se descontrolasen, intentasen escapar, o peor aún, se vieran influenciadas por la corrupción y vacío de los Señores del Vacío, acabando en lugar de como combustible para su prisión, para fortalecer su poder. Los dioses encontraron a un sabio mortal que en vida había sido conocido por sus sabias y justas decisiones, y sus habilidades de gestión. Desesperados por el desbordamiento de almas y con miedo por las posibles consecuencias, ascendieron a aquel líder a dios, otorgándole el nombre de Niveno, y el dominio de la vida y la muerte. Más tarde Niveno crearía los Reappers para dejar las Cámaras del Vació vigiladas y poder adentrarse en el mundo mortal. (Ver: "El Rechazo de Niveno")

Aún así no todas las malas almas van a las Cámaras, algunas con el suficiente arrepentimiento en su ser son capaces de llegar a los Salones de la Luz. Incluso se dice que son las propias almas y su concepción de si son dignas o no las que deciden su destino o final, siendo la culpa, y el perdón las principales emociones para su decisión. (Ver: "La Dicotomía del Alma")

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