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LA DICOTOMÍA DEL ALMA

Cielo o infierno, salvación o condena, Salones de la Luz o Cámaras del Vacío. Saber que va a ser de tu alma tras la muerte es algo que preocupa a casi todas las criaturas mortales de Astranaar (al menos las que tienen un alma y son conscientes de esta). Algunas criaturas dada su procedencia, raza o cultura tiene unos preceptos o creencias sobre que debes hacer en vida para no acabar en el sufrimiento eterno, pero otras personas puede tener otros completamente distintos. 

La verdad es que no existe unos ideales perfectos, código moral o ético, ni directriz que asegure que llevando una vida de tal manera se conseguirá el acceso a los Salones de la Luz. Ni las diversas culturas, razas, iglesias se ponen de acuerdo y lo único que comparten es la creencia que se debe de respetar la vida por la que los dioses lucharon contra los Señores del Vacío

Pero la verdad va mucho más allá de reglas escritas y no compartidas, o de seguir tal estilo de vida, la verdad es que es el propio alma quien decide su final (salvo excepciones). 

Cuando un mortal muere su alma asciende al Plano del Más Allá, donde es enviada a las Cámaras del Vacío o a los Salones de la Luz, pero la elección es suya, aunque no la tome de manera directa. Si el alma se muestra en paz, arrepentida o en sintonía con la luz va a los Salones, mientras que si está corrupta, llena de culpa o arrepentimiento, irá a las Cámaras. 

Las almas son quienes eligen su final (salvo criaturas dementes que estén en paz con ellas mismas, pero sus actos hayan sido nefastos para la vida). Algunas almas buenas han acabado en el eterno sufrimiento de las Cámaras, solo por sus sentimientos de culpa y arrepentimiento. Aunque estás almas durante su tortura eterna pueden sentir que ya han sido suficientemente castigadas y ascender a los Salones, dejando la culpa atrás. 

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