La ciudad tiene una única entrada situada en la superficie, y se trata de un gran y ancho edificio con una gran estatua en el techo. La estatua es un enano con un gran martillo apuntando hacia el mar, donde se supone que estaría la isla de Morkondo. La gran construcción goza de la belleza y robustez propia de la arquitectura enana, con sus conocidas formas geométricas y relieves rectos. En algunos puntos de la gran estatua se puede apreciar relieves labrados en oro y plata. La entrada es un gran edificio bajo de forma cuadrada y una sola planta, donde se aglutinan un montón de vendedores ambulantes con la esperanza de vender productos de la ciudad a un precio desorbitado a turistas desinformados. Dentro del edificio hay dos formas de bajar a Kaz Kebrek, por una gran plataforma que desciende cómo un ascensor, gracias a mecanismos de poleas y contrapesos, parecidos a los que tiene Ekreb, o unas grandes y largas escaleras que descienden hacia la cuidad, excavadas en la propia roca.