LA MÁSCARA DEL PODER

En Siete Aguas el racismo, la xenofobia, el odio y aversión hacia todo lo que no pertenezca a la nación está a la orden del día. Para muchos de sus habitantes estos sentimientos de "en Siete Aguas solo hay lo mejor" es la razón que hace de su nación la más rica de todas. La verdad es que todos esos preceptos sobre su cultura, o formas de ver el mundo son solo patrañas elaboradas por los de arriba, como un marketing milimetrado para lograr sus propósitos, y lo único que realmente importa es el dinero.

Desde su prohibición al culto de Talkros como deidad, para tener una mejor relación mercantil con Rimedol, hasta sus permisos para poder hacer magia en la ciudad, con la excusa de hacerlo para evitar desastres, son decisiones tomadas con el mismo fin: ganar más dinero.

Cada ley, cada decisión está tomada con el propósito de aumentar los beneficios, por pequeños que sean. La ley más famosa de todo Siete Aguas de no permitir el acceso a la ciudad a todas las criaturas que no sean humanos, elfos, enanos, medianos y gnomos, es falsa. Es solo otro mecanismo de marketing más para obtener un beneficio, para fomentar la competitividad y la estúpida creencia de que en Siete Aguas solo está lo mejor de lo mejor.

La verdad es que hay cientos de adinerados que ocultan su auténtica raza bajo una máscara, ya sea mágica, una ilusión, o una elaborada pieza de artesanía. La Cámara de Comercio y las personas más influyentes de la ciudad lo saben, pero les da igual, conocen el mundo, y son conscientes que para ellos lo más importante son los negocios y sus beneficios.

Incluso alguno de los miembros que gobiernan la ciudad no pertenece a las razas "aceptadas" en Siete Aguas, pero al resto de miembros no le importa, lo importante es que sepan llevar un negocio y sean capaces de reportar beneficios, tanto a ellos como a la ciudad.